Cargas dañinas




Mucha gente ha escuchado la historia Zen que cuenta que dos monjes se acercaron a un río viendo que tendrían que vadearlo a pie. En la orilla estaba una mujer joven que quería cruzar también pero no quería que su largo vestido se mojara. Entonces le pidió a los monjes que la cruzaran. Uno de ellos se enoja y se niega. El otro no dice nada, toma a la mujer sobre sus hombros y la cruza. Cuando continuaron el viaje, el monje que se había negado se queja con su compañero.

-"¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Cómo te haz mezclado con una mujer? El otro le responde.

-"Todavía estás con ella? Yo la dejé en el río".

Todo el mundo está llevando personas, gorilas de dos toneladas, elefantes, y sabe Dios a quienes más sobre sus hombros.
Tenemos que aprender cuando y como llevar las cargas. Las cargas son los rencores, los malos sentimientos y resentimientos que resultan de los conflictos, especialmente cuando el conflicto se pierde. Los conflictos no terminan cuando el último golpe se ha dado. Incluso antes de que la guerra termine, ya se está proyectando la próxima campaña, la más grande y más fuerte.
Perdonar significa soltar a los adversarios en el conflicto, ya sea física como mentalmente.



Dona Witten
Akong Tulku Rinpoche
Surviving External Pressures

El cuerpo etérico


El cuerpo etérico posee aproximadamente la misma extensión y forma que el cuerpo físico. Por ello también se encuentra la denominación de «doble etérico» o «cuerpo físico interior». Es el portador de las fuerzas modeladoras para el cuerpo físico, así como de la energía vital creadora y de todas las sensaciones físicas.
El cuerpo etérico se forma de nuevo en cada reencarnación del hombre, y vuelve a disolverse en el plazo de tres a cinco días después de su muerte física (el cuerpo astral, el cuerpo mental y el cuerpo causal continúan existiendo después de la muerte, y en cada nueva encarnación se unen otra vez al recién formado).



El cuerpo etérico atrae energías vitales del sol a través del chakra del plexo solar, y energías vitales de la tierra a través del chakra basal. Acumula estas energías y, a través de los chakras y los nadis, las conduce al cuerpo físico en flujos vitales ininterrumpidos. Las dos formas de energía se encargan de mantener un equilibrio vivo en las células corporales. Cuando el «hambre de energía» del organismo está saciado, la energía sobrante del cuerpo etérico se irradia hacia fuera a través de los chakras y de los poros. Sale a través de los poros en filamentos de energía rectos de aproximadamente 5 centímetros de longitud y constituye el aura etérica, que, por lo general, es la primera fracción del aura total percibida por las personas clarividentes. Estos rayos se disponen en torno al cuerpo físico formando como un manto protector. Impiden a los gérmenes patógenos y a los contaminantes penetrar en el cuerpo, y simultáneamente irradian un flujo constante de energía vital hacia el entorno.
Esta protección natural significa que, básicamente, una persona no puede enfermar debido a causas de origen externo. Las razones de una enfermedad radican siempre en ella misma. Los pensamientos y emociones negativos, y una forma de vida que no esté en consonancia con las necesidades naturales del cuerpo (sobre esfuerzo, alimentación insana, abuso de alcohol, nicotina y drogas), pueden consumir la energía vital etérica, por lo que la irradiación energética natural perderá intensidad y vigor. De esta forma surgen zonas débiles en el aura. Los filamentos energéticos mencionados aparecen doblados o se sobrecruzan en formas desordenadas. El clarividente puede reconocer «agujeros» o «grietas» en el aura, a través de los cuales pueden penetrar en el cuerpo las vibraciones negativas y las bacterias causantes de enfermedades. Además, la energía vital puede «escapar» de la zona no material a través de estas heridas.



Shaliia y Bodo J.
El Gran Libro de los Chakras

Sincronicidad y sueños

De todas las experiencias de sincronicidad que podemos tener, los sueños nocturnos son quizá los más nebulosos y difíciles de interpretar. No obstante, nuestra cultura siempre sintió fascinación por estos encuentros en la noche. Constituyen materia de la mitología y la profecía, y en algún nivel sabemos que son importantes para nuestras vidas. Pero, ¿de qué manera?
En general, los sueños son historias, aunque muchas veces adquieren la forma de argumentos sin sentido y personajes extraños que unen a personas y escenas de maneras que no podrían darse en la vida real. Por esa razón, la mayoría perdemos enseguida el interés en tratar de interpretarlos. Las imágenes son demasiado difíciles; de ahí que pasemos por alto las escenas como si fueran casi inútiles y sigamos con nuestro día.
Sin embargo, los expertos que trabajan con sueños nos advertirían que no nos diéramos por vencidos tan pronto. Ellos nos dicen que los sueños tienen significados importantes ocultos en su simbolismo.
Sin embargo, creo que la clave para descubrir la sincronicidad de los sueños radica, en definitiva, en ir más allá de la interpretación convencional de estos símbolos y concentrarse en el cuadro de situación más amplio: el significado que rodea el argumento y los personajes del sueño. Allí podemos encontrar mensajes de una naturaleza más personal que corresponden a menudo directamente a situaciones específicas que enfrentamos en la vida.
¿Y qué pasa con los personajes del sueño? Aunque los personajes puedan parecer extraños, debemos preguntarnos de qué manera podrían simbolizar a personas reales con las que tenemos actualmente intercambios importantes. ¿Vemos a las personas en nuestra vida tal como son? Tal vez el sueño nos esté diciendo algo sobre quiénes son en realidad esas personas, para bien o para mal.
¿Pero qué pasa si analizamos el argumento y los personajes del sueño y no descubrimos ninguna conexión con nuestra situación? ¿Qué hacemos? En ese caso, es importante escribir el sueño en un diario, porque puede ser profético. Es fácil pensar que son proféticos sólo los sueños con resultados espectaculares que tengan que ver con evitar accidentes de aviones o heredar una fortuna de un pariente olvidado. Pero, en realidad, los sueños que se centran en problemas cotidianos más pequeños también pueden ser proféticos. A menudo, la razón por la que los sueños parecen disparatados y tontos es que la situación que describen todavía no ocurrió en nuestras vidas. En vez de pasarlos por alto, haríamos mejor en conservarlos en la mente. Podrían resultar muy instructivos posteriormente.




James Redfield
La nueva visión espiritual

Lugares sagrados


Un lugar se hace sagrado, cuando sirve de morada a algún santo porque su magnetismo puro, al irradiar de él, pone todo el ambiente en el tono de las vibraciones que dan paz. A veces hombres santos o seres, pertenecientes a mundos superiores magnetizan directamente determinados sitios, dé lo cual es ejemplo el caso mencionado en el Cuarto Evangelio, de un Ángel que a tiempos descendía a un estanque, y revolviendo el agua, le daba propiedades curativas.
En tales sitios aun los indiferentes hombres de mundo sienten en ciertas ocasiones la bienhechora influencia, experimentando cierta placidez y una inclinación hacia cosas elevadas. La Vida divina que en cada hombre reside, está siempre tratando de subyugar la forma y de amoldarla como expresión de sí misma. Es, por lo tanto, fácil de entender cómo esta Vida resultará ayudada en su tarea, cuando la forma es puesta en vibraciones simpáticas con la de un Ser altamente desarrollado, pues el empeño de aquélla viene a ser reforzado, por un poder mayor. Este efecto se reconocerá por la sensación de tranquilidad, de calma y de paz que es su consecuencia; la mente pierde su inquietud y el corazón su ansiedad. Cualquier individuo que a sí mismo se observe, podrá darse cuenta de cómo en unos lugares le es más fácil que en otros el sosegar la mente y dedicarse a la meditación, a los pensamientos religiosos y a la adoración.



En una estancia o en un edificio en donde son frecuentes los pensamientos mundanos, las conversaciones frívolas o las meras corrientes de la vida ordinaria, es mucho más difícil hacer que la mente entre en reposo y se reconcentre, que en los sitios en cuya atmósfera han flotado los pensamientos religiosos año tras año y siglo tras siglo. Este fundamento racional tienen los sitios de peregrinación y los sitios de reclusión temporal; el hombre, recogiéndose en su propio ser, busca a Dios dentro de sí, ayudado del ambiente que han creado millares de individuos que antes de él allí también de igual modo le buscaron. En tales sitios no existe únicamente el magnetismo producido por un solo santo o por la visita de una gran entidad del mundo invisible, sino que cada persona que penetre en ellos con ánimo devoto y reverente y esté además a tono con sus vibraciones, refuerza éstas con su propia vida, dejando los lugares en mejores condiciones que tenían antes de entrar.


Annie Besant
Cristianismo esotérico

La grandeza del cielo y de la tierra




Todos los seres participan en la vida universal, y no se perjudican unos a otros.
Todas las leyes de los cuerpos celestes y las que regulan las estaciones se cumplen simultáneamente sin interferirse entre sí. Las fuerzas de la naturaleza se manifiestan tanto haciendo deslizar un débil arroyo como desplegando descomunales energías capaces de transformar a todos los seres, y en esto consiste precisamente la grandeza del cielo y de la tierra.


Confucio

De qué depende la autorrealización




Existen muchos grados de realización que dependen de la capacidad y de la demanda de la persona. Si la persona no llega a esos grados, esto no debe convertirse en un problema, puesto que la persona llega a su propio grado de plenitud y de equilibro cuando satisface su grado de demanda propio.
Esta realización no depende de nada exterior. Por eso es posible; no depende de condiciones, de circunstancias, de un ambiente, sino que depende únicamente del interior. La autorrealización no es sino una actualización de algo que ya está dentro. Su proceso tiene lugar de dentro a fuera; por lo tanto, no requiere que se le añada nada del exterior, no requiere ningún ingrediente, ninguna circunstancia, ningún dato. No depende de nada ni de nadie. Es cierto que hay circunstancias que la favorecen, la estimulan, aceleran el proceso, pero también es cierto que todas esas circunstancias y enseñanzas, que son útiles o necesarias nos vienen dadas porque en el fondo, el mismo que dirige ese desarrollo interior, es el mismo que está dirigiendo las circunstancias, los hechos, todo cuanto está ocurriendo.
Por lo tanto, estoy enfrentado ante algo muy concreto: el hecho de que existe en mí la demanda de una vida plena, de un descubrir el sentido, el por qué de las cosas, de un descubrir qué es mi verdadera identidad; de llegar a la verdad, a la evidencia de lo que está detrás de todo cambio, de toda mutación, de toda transformación.


Antonio Blay
Caminos de Autorrealización

Nuestra mente que lo juzga todo





Hay algo en nuestra mente que lo juzga todo y a todos, incluso el clima, el perro, el gato... Todo. El Juez interior utiliza lo que está en nuestro Libro de la Ley para juzgar todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo lo que pensamos y no pensamos, todo lo que sentimos y no sentimos. Cada vez que hacemos algo que va contra el Libro de la Ley, el Juez dice que somos culpables, que necesitamos un castigo, que debemos sentirnos avergonzados. Esto ocurre muchas veces al día, día tras día, durante todos los años de nuestra vida.
Hay otra parte en nosotros que recibe los juicios, y a esa parte la llamamos «la Víctima». La Víctima carga con la culpa, el reproche y la vergüenza. Es esa parte nuestra que dice: « ¡Pobre de mí! No soy suficientemente bueno, ni inteligente ni atractivo, y no merezco ser amado. ¡Pobre de mí!». El gran Juez lo reconoce y dice: «Sí. No vales lo suficiente». Y todo esto se fundamenta en un sistema de creencias en el que jamás escogimos creer. Y el sistema es tan fuerte que, incluso años después de haber entrado en contacto con nuevos conceptos y de intentar tomar nuestras propias decisiones, nos damos cuenta de que esas creencias todavía controlan nuestra vida.
Cualquier cosa que vaya contra el Libro de la Ley hará que sintamos una extraña sensación en el plexo solar, una sensación que se llama miedo. Incumplir las reglas del Libro de la Ley abre nuestras heridas emocionales, y reaccionamos creando veneno emocional. Dado que todo lo que está en el Libro de la Ley tiene que ser verdad, cualquier cosa que ponga en tela de juicio lo que creemos nos hace sentir inseguros. Aunque el Libro de la Ley esté equivocado, hace que nos sintamos seguros.
Por este motivo, necesitamos una gran valentía para desafiar nuestras propias creencias; porque, aunque sepamos que no las escogimos, también es cierto que las aceptamos. El acuerdo es tan fuerte, que incluso cuando sabemos que el concepto es erróneo, sentimos la culpa, el reproche y la vergüenza que aparecen cuando actuamos en contra de esas reglas.
Todas estas leyes existen en nuestra mente, creemos en ellas, y nuestro Juez interior lo basa todo en ellas. El Juez decreta y la Víctima sufre la culpa y el castigo. Pero ¿quién dice que sea justo? La verdadera justicia onsiste en pagar sólo una vez por cada error. Lo que es verdaderamente injusto es pagar varías veces por el mismo error.



Dr.Miguel Ruiz
Los cuatro acuerdos

Programar la mente subconsciente


La mente humana, como la conocemos, tiene dos niveles de actividad: la consciente y la subconsciente. Tu mente consciente es la porción lógica y racional. Usa los cinco sentidos para buscar información y llegar a conclusiones lógicas razonando de manera deductiva e inductiva. Casi todo lo que sabemos acerca de “pensar” se hace con la mente consciente. Más del 90% de la actividad mental es subconsciente. Este es el “trabajo” que se hace sin que tú apenas te das cuenta. Este trabajo subconsciente es de 24 horas al día sin descanso. Es la parte de la mente que controla las funciones autonómicas como son: la respiración, digestión, el latir de tu corazón. Es la misma parte de la mente que controla actividades que ahora se han vuelto una segunda naturaleza para ti, como por ejemplo, andar en bicicleta o hacer matemáticas simples.



La programación de nuestra mente empezó en la primera infancia por nuestros padres, amigos, maestros, por la televisión y medios masivos. Estas mismas influencias continúan programando a la mayoría de la gente porque nosotros no estamos conscientes de su poder. Los anunciantes ciertamente que sí lo están. Un ejemplo perfecto es el de anuncio de cervezas, que inicia con gente hermosa moviéndose lentamente en una blanca playa en un día soleado. Toda la gente parece feliz, saludable, exitosa y atractiva. Entonces, aparece escrita la marca de la cerveza. Por supuesto, casi todos los que ven ese anuncio saben que por el simple hecho de tomar esa cerveza no aparecerán en el comercial. Entonces, cómo es que ese comercial es tan eficaz? La mente subconsciente no puede razonar. Solo interpreta las imágenes, palabras y emociones literalmente. Los comerciales hacen exactamente lo que los anunciantes quieren – asociar emociones positivas y bellas imágenes con sus productos. Esa es la programación mental.

Nosotros podemos programar nuestra propia mente subconsciente simplemente haciendo lo mismo: Asociar grandes sensaciones con las cosas que queremos de la vida, usando frases positivas y exitosas al hablar y pensar y evitando pensamientos y palabras negativos.
La mente subconsciente actúa como un enorme disco duro que almacena cada imagen, sonido, sensación, gusto y olor que hemos encontrado. Por eso es que el hipnotismo nos permite recordar memorias detalladas del pasado. Es importante saber que tú en realidad no olvidas cosas; solo que eres incapaz de recordarlas. Este solo hecho mejorará tu confianza y te ayudará significativamente al recordar detalles de tu memoria. Cuando te des cuenta del poder de la mente subconsciente y su influencia, puedes hacer un esfuerzo para evitar las influencias negativas y buscar más las positivas.



Bo Bennet
Trabaja el Poder de tu Mente Subconsciente

El campo unificado


Lo que llamamos tiempo no es más que una colección de experiencias subjetivas, resultado de nuestra realidad perceptual. Pero esa realidad, es una realidad en un nivel y es un artefacto en otros niveles. No es toda la historia. Sir John Eccles, fisiólogo británico actualmente australiano, quien también ganó el Premio Nobel, dijo: No existen colores en el mundo real, no hay textura en el mundo real, ni olores, ni belleza, ni fealdad. Son todas realidades perceptuales, estructuradas en nuestra propia consciencia. Lo creamos todo mediante nuestra interacción.
Es un hecho que el Universo está compuesto por campos de fuerza y campos de materia que provienen de un sólo campo unificado.



Hoy, los científicos afirman que todo lo que uno percibe proviene de cuatro fuerzas básicas del universo: la gravedad (la gravitación universal), que hace que gire el mundo, mantiene unido al planeta; la electricidad que produce el calor, la luz, etc.; el magnetismo que hace que funcione la pantalla de televisión y todas las demás cosas de nuestra tecnología moderna; y la gran fuerza que mantiene unido el núcleo del átomo, es una fuerza muy grande y por eso da la impresión de que en verdad existe la materia. Cuando se logra desarticular esa fuerza, entonces ocurre la explosión nuclear, que es tan fuerte. Es la fuerza responsable de la radiactividad y la trasmutación de los elementos, y eso es todo.
Los científicos sostienen que estas fuerzas provienen de una única fuerza fundamental dentro de la naturaleza, denominada "campo unificado". Y nosotros también somos parte de ello, porque es todo lo que hay. El espacio, el tiempo, todo lo que llamamos el universo material, se encuentra estructurado como resultado de la fragmentación y expresión de estas fuerzas naturales. Como científicos, denominamos a este proceso "fragmentación simétrica" y su expresión es lo que denominamos "objetos materiales", separados unos de otros en espacio y tiempo.



Deepak Chopra
Curación cuántica

Nuestra opción




Parece que el plan de la naturaleza no es más que un lento y firme desdoblamiento de la conciencia. Una piedra está formada por átomos, igual que tú, pero carece de conciencia perceptible. Es inmune, no se siente pisoteada ni pulverizada. Es, simplemente, «Inconsciente». Una planta es consciente de las condiciones del suelo, de las estaciones y de la humedad, y florece con el sol primaveral. Es consciente, pero de manera muy limitada.
Los animales, en comparación con los minerales y los vegetales, poseen niveles de conciencia mucho más desarrollados. Muchos animales muestran una conciencia de las estaciones cuando son capaces de migrar, o del peligro cuando son capaces de eludir a los predadores, y de una atención y un cariño profundos en sus relaciones con sus parejas y sus pequeños.
Y por fin estamos los seres humanos, que poseemos la conciencia última de la elección. Podemos optar por funcionar a un nivel de conciencia inferior y limitarnos a existir y a ocuparnos de nuestras posesiones, de comer, de beber, de dormir y de apañarnos en el mundo como peones de los elementos, o podemos alzarnos hasta nuevos y más altos niveles de conciencia que nos permitan trascender nuestro entorno y crear, literalmente, un mundo propio: un mundo de realidad mágica. Dentro de cada uno de nosotros está la
conciencia última que ofrece cierta forma de victoria sobre el mundo material: la capacidad de hallar el equilibrio en todo conjunto de circunstancias. Eres capaz de alcanzar el equilibrio perfecto de la mente. Este camino exige un compromiso con tu propia ransformación interior.
Tu transformación interior no puede lograrse desde una perspectiva intelectual o científica. Los instrumentos de limitación no van a revelar lo ilimitado. Se trata de un trabajo que deben realizar tu mente y tu alma, el sector invisible de tu ser que está siempre ahí, pero a menudo se ignora en favor de aquello que puedes captar con tus sentidos.



Wayne Dyer
Tus zonas mágicas

Los dogmas


Los dogmas —religiosos, políticos, científicos— surgen de la creencia errónea de que el pensamiento puede contener y encerrar la realidad o la verdad. Los dogmas son prisiones conceptuales colectivas. Y lo extraño es que la gente ama la celda de su prisión porque le da sensación de seguridad, una falsa sensación de «yo sé».



Nada ha causado más sufrimiento a la humanidad que sus dogmas. Es cierto que cada dogma se viene abajo antes o después, porque su falsedad acaba siendo revelada por la realidad; sin embargo, a menos que el error básico sea visto tal como es, el dogma será reemplazado por otros.
¿Cuál es el error básico? La identificación con el pensamiento.



Eckhart Tolle
El silencio habla

Soltar y dejar estar


Soltar es el más fundamental y primordial de los principios. Cuando se presentan los problemas y somos capaces de hacerlo, simplemente soltémoslos. Por regla general, descubrimos que estamos demasiado apegados o embrollados con la historia o el sentimiento para hacerlo. Otras veces, intentaremos soltar porque algo no nos gusta. Pero esto no es soltar; es aversión. Sólo cuando hay equilibrio en la mente y compasión en el corazón, se puede producir el auténtico soltar.
Cuando no es posible soltar, se puede utilizar una versión más blanda de esta práctica, denominada "Déjalo Estar." Se presente lo que se presente, dejémoslo ir y venir. "Dejar Estar" no significa escapar o eludir, sino simplemente liberar. Permite que lo que esté presente surja y pase, como las olas de un océano. Si hay llanto, llora. Si surge pena o ira, déjalas estar.
El universo nos ofrece todas las cosas para despertar y abrir nuestro corazón. “No puedes detener las olas, pero puede aprender surf”. De este modo, podemos acoger las contradicciones de nuestra vida y soltarlas o dejarlas estar.





Jack Kornfield
Camino con corazón

Algo que se deja atrás


Si contemplamos nuestra vida veremos claramente cuántas tareas sin importancia, a las que llamamos “responsabilidades”, se acumulan para llenarla. Un maestro las compara con “hacer la limpieza de la casa en sueños”. Nos decimos que queremos dedicar nuestro tiempo a las cosas importantes de la vida, pero nunca tenemos tiempo. El mero hecho de levantarnos por la mañana supone una multitud de tareas: abrir la ventana, hacer la cama, ducharse, limpiarse los dientes, dar de comer al perro o al gato, fregar los platos de la noche anterior, descubrir que te has quedado sin azúcar o café, salir a comprarlo, preparar el desayuno... Es una lista interminable. Luego hay que buscar la ropa, elegirla, plancharla, volverla a guardar. ¿Y el cabello? ¿Y el maquillaje? Desvalidos, vemos cómo se nos llenan los días de llamadas telefónicas y proyectos triviales, de responsabilidades y responsabilidades...¿O no deberíamos llamarlas irresponsabilidades?



Parece que nuestra vida nos vive, que posee su propio impulso imprevisible, que nos lleva; en último término, nos parece que no tenemos elección ni control sobre ella. Naturalmente, esto a veces nos hace sentir mal, tenemos pesadillas y despertamos sudorosos, preguntándonos: “¿Qué estoy haciendo de mi vida?”. Pero nuestros temores sólo duran hasta la hora del desayuno; aparece el maletín y volvemos a estar donde empezamos.
Pienso en el santo hindú Ramakrishna, que le dijo a uno de sus discípulos: “Si dedicaras a la práctica espiritual una décima parte del tiempo que dedicas a distracciones como ir detrás de las mujeres o hacer dinero, llegarías a la Iluminación en unos pocos años”.
La palabra “cuerpo” en tibetano es lü, que quiere decir “algo que se deja atrás”, como el equipaje. Cada vez que decimos lü, recordamos que sólo somos viajeros refugiados temporalmente en esta vida y este cuerpo. Así, en Tíbet la gente no se distraía ni se pasaba todo el tiempo procurando hacer más cómodas sus circunstancias externas. Se daban por satisfechos si tenían lo suficiente para comer, la espalda cubierta de ropa y un techo sobre su cabeza. Lo que hacemos nosotros, tratar obsesivamente de mejorar nuestras condiciones, puede convertirse en un fin en sí mismo y en una distracción vana. ¿A quién que estuviera en su sano juicio se le ocurriría redecorar minuciosamente la habitación de un hotel cada vez que se alojara en uno?



Sogyal Rimpoché
El libro tibetano de la vida y de la muerte

Señales de progreso en la vida espiritual




¿Cómo sabe uno que trabaja, que progresa, que está en el buen camino? ¿Cómo reconocer señales de progreso en el trabajo de realización interior? Hay ciertamente unos síntomas, unos efectos, que nos permiten distinguir nuestro progreso o estancamiento.

1. En la medida en que yo esté trabajando se irá actualizando en mí, más y más, una conciencia de energía, y al decir conciencia de energía, queremos indicar todo lo que se deriva de la energía: voluntad, capacidad de acción, capacidad de resistir obstáculos, decisión, empuje, fuerza moral;
2. Se va desarrollando una mayor y más profunda comprensión de las personas, una comprensión y discernimiento del sentido de las cosas, de las circunstancias; uno va descubriendo poco a poco que cada cosa, cada hecho en la vida de uno y colectivamente de la humanidad, está lleno de sentido, que todo lo que está ocurriendo no es nada más que la expresión significativa de una Realidad superior;
3. Va apareciendo en mi interior una noción de paz, de tranquilidad, de serenidad, de equilibrio, que no depende para nada de las circunstancias exteriores; voy adquiriendo una independencia y una libertad interior cada vez mayor. Es decir, que participo en mi experiencia interna cada vez más de los atributos esenciales de eso que llamamos Realidad.
4. Disminución -hasta la total desaparición- de todo lo que son miedos, inseguridades, angustias, indecisiones, dudas, perplejidades. Va desapareciendo todo lo que es conflicto, dependencia de las personas (de sus opiniones y acciones), de las circunstancias, de la salud, etcétera. La autorrealización va eliminando de una forma progresiva todo lo que son contenidos negativos de la personalidad.



Antonio Blay
Caminos de Autorrealización

Jill Bolte Taylor - El derrame de iluminación



La Dra. Jill Bolte Taylor es una neuroanatomista estadounidense que a finales de 1996 sufrió un derrame cerebral del cual tardó en recuperarse 8 años.

En esta fascinante y espectacular conferencia explica las diferencias entre los hemisferios del cerebro humano y nos invita a percibir al mundo de una manera diferente.

Hipnotizados




A veces pienso que el mayor logro de la cultura moderna es su brillante manera de vender el samsara y sus distracciones estériles. La sociedad moderna me parece una celebración de todas las cosas que alejan de la verdad, que hacen difícil vivir para la verdad y que inducen a la gente a dudar incluso de su existencia. Y pensar que todo esto surge de una civilización que dice adorar la vida, pero en realidad la priva de todo sentido real; que habla sin cesar de “hacer feliz a la gente”, pero que de hecho obstruye su camino a la fuente de auténtica alegría.
Este samsara moderno se alimenta de la misma ansiedad y depresión que induce en todos nosotros y que fomenta cuidadosamente con una maquinaria de consumo que necesita mantenernos deseosos para continuar funcionando. (...) Cuanto más intentamos escapar, parece que más caemos en las trampas que con tanto ingenio nos tiende. Jikme Lingpa, maestro tibetano del siglo XVIII, dijo: “Hipnotizados por la variedad misma de las percepciones, los seres vagan perpetuamente errantes por el círculo vicioso del samsara”.
Así, obsesionados por falsas esperanzas, sueños y ambiciones que prometen felicidad pero sólo conducen a la desdicha, somos como personas que se arrastran por un desierto sin fin, muertas de sed. Y todo lo que este samsara nos ofrece para beber es un vaso de agua salada que intensifica nuestra sed.

Samsara: palabra sánscrita que puede traducirse como: la rueda interminable de nacimientos y muertes.



Sogyal Rimpoché
El libro tibetano de la Vida y de la Muerte

La utilidad del cuestionamiento




Cuando un ciego se despedía de su amigo, éste le dio una lámpara.

“Yo no preciso de la lámpara, pues para mí, claridad u oscuridad no tienen diferencia” -dijo el ciego.

“Conozco al respecto, pero si no la lleva, tal vez otras personas tropiecen con usted” -dijo su amigo.

-"Está bien" Luego de caminar en la oscuridad tropezó con otra persona....

-“¡Epa!”-dijo el ciego.

-“¡Hey!” -dijo la persona chocada por el ciego en la oscuridad.

-“¿Usted no vio esta lámpara?” -dijo enojado el ciego.

-“¡Amigo! Su lámpara estaba apagada”

Una persona que va detrás de las ideas de los otros sin objetarlas, y hasta quiere pasar estas ideas a otras personas, aún estando errada, acaba comportándose como el ciego que no consigue percibir que la luz se apagó.



Cuento Zen

Creer en tus capacidades


Cualquier creencia se puede hacer realidad si es sincera y apasionada. El ser humano actúa siempre de un modo coherente con sus creencias, sobre todo con las que se refieren a sí mismo. En este sentido, rechazamos la información que contradice lo que ya hemos decidido creer, tanto si nuestras propias creencias y prejuicios se basan en hechos reales o en la fantasía.
No hay peores creencias que las auto limitadoras, aquellas que generas tú mismo cuando te consideras incapacitado para algo. Así, por ejemplo, podrías pensar que posees menos talento que otros o que los demás son, de algún modo, superiores a tí; o también podrías haber caído en la trampa, muy habitual por cierto, de "venderte" por debajo de tus posibilidades o de tu auténtica capacidad.



Las creencias auto limitadoras actúan a modo de frenos de tu potencial, te retienen, alimentan los dos grandes enemigos del éxito personal -la duda y el miedo-, te paralizan y hacen que vaciles a la hora de asumir riesgos inteligentes, necesarios para el pleno desarrollo de tus genuinas capacidades.
Para progresar, para evolucionar hacia adelante y hacia arriba en tu vida y en tu profesión, debes desafiar continuamente tus creencias auto limitadoras; rechazar cualquier idea o sugestión relacionada con tus propias limitaciones; y aceptar como principio fundamental que eres una persona sin límites, capaz de hacer todo lo que han hecho los demás.



Brian Tracy

Hemos olvidado escuchar


Los miembros de una tribu de África oriental utilizan un canto especial para cada miembro de la tribu, el cual le es asignado antes de su nacimiento. En dicha tribu la fecha de nacimiento de una criatura no es el día del parto, ni siquiera el día de la concepción, como en otras comunidades. Para ellos la fecha de nacimiento coincide con el instante en que la madre piensa por primera vez en ese hijo o hija.
La madre, consciente de sus intenciones de concebir un hijo con un hombre específico, se aleja para sentarse solitaria a la sombra de un árbol grande. Allí se sienta y escucha con atención hasta que puede oír el canto de la criatura que ella espera traer al mundo. Una vez que ha oído la canción, vuelve a la aldea y se la enseña al padre para así poder cantarla juntos mientras hacen el amor, invitando a la criatura a que se les una.
Cuando se realiza la concepción, la madre le canta la canción al hijo que lleva en el vientre, y luego se las enseña a las ancianas y a las parteras de la aldea, de manera que durante los trabajos del parto y el instante del nacimiento, la criatura sea bienvenida con dicho canto. Después del nacimiento , todos los miembros de la aldea aprenden la canción de cada niño y se la cantan cuando se cae o se hace daño.
Se canta también en momentos de triunfo, en rituales y durante la iniciación. Cuando llega la edad adulta, el canto se convierte en parte de su ceremonia matrimonial. Al final de su vida, sus seres queridos rodean su lecho de muerte y entonan el canto por última vez.
Oír una historia así nos hace anhelar esa capacidad de escuchar y quisiéramos que nuestra vida y nuestro canto fueran considerados y guiados desde tan alta magnificencia. Pero nos han desviado y nos han atraído al mundo del mercado . Llevamos vidas complejas en tiempos metalizados donde impera la ambición y nos dirigen desde fuera.
Con cuánta frecuencia hemos olvidado escuchar...





Jack Kornfield
Historias del espíritu, historias del corazón

Los frutos de la acción


Los frutos, el resultado, la consecuencia, de una acción es decidida por factores que se encuentran más allá de la comprensión de un individuo humano y por lo tanto esperar un fruto en particular sería completa ignorancia por parte de cualquier persona. Sufrimos porque esperamos una consecuencia en particular de una serie de acciones que llevamos a cabo, y esos resultados que esperamos no se hacen realidad debido a que existen otras condiciones que deben ser satisfechas para la producción del resultado.
Yo, el que inicia la acción puedo ser uno de los factores, pero no soy el único factor, y considerarme como el único principio condicionante detrás de la producción del resultado de una acción sería ignorancia, ausencia de Samkhya, -conocimiento-. Es por eso que se nos dice una y otra vez que es inadecuado esperar los frutos de una acción. El universo en su totalidad tiene que ver con la producción del resultado de la mínima acción y nosotros no somos el único factor del resultado.




Swami Krishnanadaji Maharaj


La gran pregunta



La gente se ha estado haciendo Grandes Preguntas desde hace miles de años. Siempre ha habido hombres y mujeres que contemplaban las estrellas y se cuestionaban ese vasto misterio, o miraban a su alrededor viendo cómo vivía la gente y pensaban: "¿No hay nada en al vida más que esto?".
Los antiguos filósofos griegos reflexionaban y discutían sobre las Grandes Preguntas. Algunos, como Sócrates o Platón, se decían: "¿Qué es la Belleza? ¿Qué es la Bondad? ¿Qué es la Justicia? ¿Cuál es la mejor manera de gobernar una sociedad? ¿Qué personas son las adecuadas para ser gobernantes?".
Profesores religiosos, místicos y maestros espirituales como Buda, Lao Tse, Jesús, Mahoma, san Francisco, Meister Eckhardt, Apolonio de Tiana, entre otros muchos de todas las tradiciones de este mundo, se han hecho Grandes Preguntas.
La gente con una mente científica siempre ha formulado preguntas: "¿cómo funciona? ¿Qué hay dentro? ¿Son realmente las cosas como parece que son? ¿De dónde viene el universo? ¿Es la Tierra el centro del sistema solar? ¿Existen leyes y normas que sirven de base a lo que ocurre en la vida cotidiana? ¿Cuál es la conexión entre mi cuerpo y mi mente?
Estas preguntas provocan en los grandes científicos de la historia una pasión por comprender que va más allá de la curiosidad. No son simples curiosos, ¡necesitan saber!
Cuando Albert Einstein era un niño, se preguntaba: "¿Qué pasaría si montara en mi bicicleta a la velocidad de la luz y encendiera el faro?, ¿se encendería?. Casi se vuelve loco haciéndose esa pregunta durante diez años, pero gracias a su decidida búsqueda se llegó a la teoría de la relatividad. Es un magnífico ejemplo de un hombre que se hace una gran pregunta y se mantiene en el desconocimiento durante años, hasta que da con una visión de la realidad completamente distinta.
¿Por qué hacer una Gran Pregunta? Porque es una invitación a la aventura, un viaje hacia el descubrimiento. Es emocionante comenzar una aventura, tiene el encanto de la libertad; libertad para explorar un territorio nuevo.
Así que, ¿por qué no hacerse grandes preguntas? Porque abre la puerta al caos, a lo desconocido y a lo impredecible. En el momento en que te haces una pregunta de la que realmente no sabes la respuesta, te abres a un campo de infinitas posibilidades. ¿Estás dispuesto a recibir una respuesta que puede no gustarte o con la que puedes no estar de acuerdo? ¿Qué pasa si te hace sentir mal y te saca de la zona segura y confortable que te has construido? ¿!Qué pasa si la respuesta no es la que quieres oír!?
Hacerse una pregunta no es cuestión de fuerza, sino de valentía.


W. Arntz, Betsy Chasse y Marck Vicente
¿Y tú qué sabes?

Cada uno tiene una forma secreta de ser


Cristiano,
Judio,
musulmán,
chamán,
Zoroastro,
piedra,
tierra,
montaña,
río,
cada uno tiene una forma secreta de ser con el misterio,
único,
y no para ser juzgados.




Rumi

El mandato social




Uno de los temas que catalizan los desórdenes y los excesos en el mundo moderno es la competencia. Tienes que ser un triunfador. Si a los treinta años no has reunido el primer millón de dólares, eres un pobre imbécil. Si no eres el tipo que hace aullar a las mujeres desde las cuatro de la tarde hasta las cuatro de la madrugada, tu virilidad es dudosa. Debes ser el número uno, en una sociedad en la que la competencia busca el éxito material.
Para los griegos, que eran muy competitivos, se trataba de la búsqueda de cierto ideal. Hoy es simplemente el miedo a no ser el mejor y, por lo tanto, no valer nada. Ser segundo no sirve. Pueden echarte o abandonarte porque no eres el mejor. No serlo es un argumento aceptado para transformarte en material descartable. Así, en forma constante estás dando el do de pecho, con lo que anulas el placer de poder alcanzar el do de pecho. El miedo a no conseguirlo es mayor que la satisfacción de lograrlo. El temor a no echarnos cinco polvos es superior al placer de darlos.



Fernando Savatier
Los Siete Pecados Capitales

El personaje




El Personaje es nuestro Ego, el protagonista. Funcionamos viéndonos, haciendo coincidir la escena interior con la exterior creada Así nos gustamos.
Se trata de un montaje teatral. También intentamos seducir y convencer. Esta construcción nos produce el placer y la seguridad de creer que estamos manejando el ambiente, la situación, la “realidad”. A esto se refiere la auto-imagen. Luego quedan los retoques, las quejas, las críticas… y en este juego buscamos una autoestima sostenida por alfileres.
Escena tras escena, transcurre la existencia… aunque nada tenga que ver con la vida.


Colección Daidoji
Templo del Gran Camino

Como meditar - Parte 3

Ser o Parecer


En el siglo XV vivió el monje más famoso de todo Japón, Ikkyu, hijo ilegítimo del centésimo emperador. El príncipe de la provincia decidió dar una gran fiesta y le dijo a Ikkyu que le reservaba un lugar a su lado.
Ikkyu apareció vestido de mendigo y fue expulsado por el príncipe. Volvió con buenas vestimentas, se las quitó y las dejó en la silla.

-“¿Qué estás haciendo?” preguntó el príncipe.

-“Te había entendido mal, pensaba que me habías invitado a mí, pero invitaste a mi vestimenta, así que aquí la dejo” respondió Ikkyu.



Si crees que tú eres tu mente, estás equivocado


La mente es un instrumento soberbio si se usa correctamente. Sin embargo, si se usa de forma inapropiada, se vuelve muy destructiva. Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Ésa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.
Es como si estuvieras poseído sin saberlo, y crees que la entidad posesora eres tú.
LA LIBERTAD COMIENZA cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saberlo te permite examinar la entidad. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior.



Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.



Eckhart Tolle
Practicando el poder del ahora

¿Dormido o despierto?


¿Se puede decir que en estos últimos días no te has sentido como un hombre libre y feliz, sin problemas ni preocupaciones? ¿no te has sentido así? Pues estás dormido. ¿Qué ocurre cuando estás despierto? No cambia nada, todo sigue igual, pero tú eres el que ha cambiado para entrar en la realidad. Entonces lo ves todo claro.

Le preguntaron a un maestro oriental sus discípulos: "¿Que te ha proporcionado la Iluminación?. Y contestó: "Primero tenía depresión y ahora sigo con la misma depresión, pero la diferencia está en que ahora no me molesta la depresión".

Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación. Aceptarlo todo por que lo ves claro y ya nada ni nadie te puede engañar. Es despertar a la luz.
El dolor existe, y el sufrimiento sólo surge cuando te resistes al dolor. Si tu aceptas el dolor, el sufrimiento no existe.
El dolor no es inaguantable, por que tiene un sentido comprensible en donde se remansa.
Lo inaguantable es tener el cuerpo aquí y la mente en el pasado o en el futuro.
Lo insoportable es querer distorsionar la realidad que es inamovible. Eso sí que es insoportable. Es una lucha inútil como es inútil su resultado: el sufrimiento. No se puede luchar por lo que no existe.
No hay que buscar la felicidad en donde no está y tomar la vida por lo que no es vida, porque entonces estaremos creando un sufrimiento que sólo es el resultado de nuestra ceguera y, con él, el desasosiego, la congoja, el miedo, la inseguridad... Nada de esto existe sino en nuestra mente dormida. Cuando despertemos, se acabó.




Anthony de Mello
Auto liberación interior

¿Es real la realidad?




Toda decisión se basa en una idea subjetiva de lo que para ti es real. Pero ¿cuándo fue la última vez que te dejaste caer por la madriguera de tus suposiciones sobre la realidad? Hicimos esta pregunta a unos cuantos científicos. En su respuesta, el doctor David Albert menciona cómo y por qué la contestamos todos los días:
Si me levanto por la mañana y, de repente, decido tomarme muy en serio la presunción (que seguramente es cierta) de no estar seguro de que mis ojos funcionen correctamente, entonces, a juzgar por lo que yo sé, junto a mi cama podría haber un precipicio o algo semejante, aunque parezca que hay un suelo firme. Si fuera incapaz de ordenar esas posibilidades en función del grado de probabilidad que les asigno, ¡no saldría de la cama! Creo que me quedaría paralizado, en el sentido literal del término.
Una hipótesis es que realmente hay un suelo, que es lo que estoy viendo. Otra hipótesis es que el hecho de que esté viendo el suelo sea una alucinación y que lo que hay es un precipicio. Cuando te levantas de la cama por la mañana, apoyas una de las hipótesis porque te parece más probable que la otra. Así es como solemos actuar normalmente en la vida.
Cuando apoyamos la realidad que nos presentan los ojos, en ese momento estamos contestando la pregunta que se cierne sobre nosotros: ¿qué es la realidad? La mayoría de la gente cree que la realidad es lo que los sentidos proyectan ante nosotros. Y la ciencia, desde luego, ha apoyado esa visión durante cuatrocientos años: si no percibimos algo a través de los cinco sentidos (o de sus extensiones), no es real.
Sin embargo, esa "realidad" se muestra de una manera si la miramos con los ojos y de otra muy diferente si la miramos más detenidamente, en profundidad, con un microscopio o un desintegrador de átomos; entonces, se vuelve completamente distinta, irreconocible.
¿Y los pensamientos? ¿son parte de la "realidad"? Mira a tu alrededor. Hay ventanas, sillas, luces y este escrito. Probablemente pensabas que todas esas cosas eran reales. Todas estaban precedidas por una "idea" de ventana o de silla. Alguien ideó esas ventanas y sillas y las creó. Así pues, si lo último es real, ¿es también real la idea? La mayoría de la gente cree que los pensamientos y las emociones son reales; ahora bien, cuando los científicos exploran la "realidad" evitan cuidadosamente hablar de cosas semejantes.



Arntz, Chasse y Vicente
Y tú que sabes?

Libertad o Dependencia




Hay dos tipos de deseos o de dependencias: el deseo de cuyo cumplimiento depende mi felicidad y el deseo de cuyo cumplimiento no depende mi felicidad.
El primero es una esclavitud, una cárcel, pues hago depender de su cumplimiento, o no, mi felicidad o mi sufrimiento. El segundo deja abierta otra alternativa: si se cumple me alegro y, si no, busco otras compensaciones. Este deseo te deja más o menos satisfecho, pero no te lo juegas todo a una carta. Pero existe una tercera opción; hay otra manera de vivir los deseos: como estímulos para la sorpresa, como un juego en el que lo que más importa no es ganar o perder, sino jugar.
Hay un proverbio oriental que dice: Cuando el arquero dispara gratuitamente, tiene con él toda su habilidad. Cuando dispara esperando ganar una medalla de bronce, ya está algo nervioso. Cuando dispara para ganar una medalla de oro, se vuelve loco pensando en el premio y pierde la mitad de su habilidad, pues ya no ve un blanco, sino dos. Su habilidad no ha cambiado pero el premio lo divide, pues el deseo de ganar le quita la alegría y el disfrute de disparar. Quedan apegadas allí, en su habilidad, las energías que necesitaría libres para disparar. El deseo del triunfo y el resultado para conseguir el premio se han convertido en enemigos que le roban la visión, la armonía y el goce.
El deseo marca siempre una dependencia. Todos dependemos, en cierto sentido, de alguien (el panadero, el lechero, el agricultor, etc., que son necesarios para nuestra organización). Pero depender de otra persona para tu propia felicidad es, además de nefasto para ti, un peligro, pues estás afirmando algo contrario a la vida y a la realidad. Por tanto, el tener una dependencia de otra persona para estar alegre o triste es ir contra la corriente de la realidad, pues la felicidad y la alegría no pueden venirme de fuera, ya que están dentro de mí. Sólo yo puedo actualizar las potencias de amor y felicidad que están dentro de mí y sólo lo que yo consiga expresar desde esa realidad mía, me puede hacer feliz. Pues lo que me venga desde afuera podrá estimularme más o menos, pero es incapaz de darme ni una pizca de felicidad.



Anthony de Mello
Autoliberación interior

Cuando tenga tiempo libre ...


No digas 'Cuando tenga tiempo libre voy a estudiar', porque puede ser que nunca tengas ese tiempo libre". Hillel (Avot 2:4*) Esto es un aviso a los líderes muy ocupados y a cualquiera preocupado por sus actividades. Cuando él encuentra un poco de tiempo libre no dejemos que diga: "¿Qué puedo aprender en tan poco tiempo? Cuando tenga un descanso más largo me sentaré a estudiar". Ese descanso puede no llegar jamás y mientras tanto esos quince minutos, una pequeña porción de tu vida que forma parte de una larga cadena de esos momentos, se perdieron para siempre.

http://www.judaismohoy.com



*El Tratado de los Principios (en hebreo denominado Masejet Avot o Pirkei Avot) constituye una obra única en su género dentro del vasto cuerpo de literatura sagrada judía. Forma parte de la Mishná, aunque no encarna un compendio de pronunciamientos legales. Este tratado -Avot- tiene su origen en la revelación divina que tuvo lugar en el Sinaí, igual que el resto de la Mishná y posee un propósito fundamentalmente ético. Ello lo sitúa en el contexto de los deberes éticos que el ser humano debe esforzarse por actualizar en su vida. Acerca del valor intrínseco de esta obra los Sabios señalaron: "El hombre que desee convertirse en una persona devota, que cumpla lo que se dice en el tratado de Avot".

Culpar a otros


Es fácil culpar a otros por nuestras decepciones en la vida. Ese es un patrón común a muchos antes de embarcarse conscientemente en un camino espiritual. Sin embargo, después de un breve tiempo descubrimos que ya no podemos culpar a los demás. Cualquiera que sea la escuela de aprendizaje a la cual adherimos en nuestro desarrollo, iremos aprendiendo a no culpar a nadie más, sin importar cuán traumático pudo haber sido el abuso de otros hacia nosotros. En lugar de eso, tenemos que mirar a nuestra desgracia como una bendición, aprender de ella, y seguir adelante con nuestras vidas.



Esto suena bastante fácil, pero lograrlo no es siempre tan simple. Ayuda para comprender que tal vez nosotros atrajimos e incluso pedimos esas desafortunadas situaciones para poder aprender a creer en nosotros mismos un poco más. A fin de desarrollar una cualidad particular del alma, el asunto tiene que ser forzado sobre nosotros. Si hubiéramos nacido en una familia cariñosa, -por ejemplo- no habría necesidad de trabajar sobre nuestra autoestima. Los miembros de la familia siempre serían amorosos y nos apoyarían. A menudo es sólo cuando estamos "contra la pared" que hacemos un esfuerzo para cambiar.
Imaginemos que llevamos nuestra historia con nosotros. En nuestra mente hay un registro de todo lo que hemos dicho, pensado, o hecho alguna vez. Este registro actúa como un ordenador que transmite mensajes al universo, diciéndole que nos envíe lo que sea necesario para nuestro crecimiento. Lo que vuelve a nosotros puede venir en forma de experiencias de todo tipo. No importa si parecen positivas o negativas, todo se considera aprendizaje. No hay juicio en cuestión. La computadora no dice: "Ahora tú necesitas una mala experiencia." Simplemente nos da lo que necesitamos para equilibrar la balanza y nos mantiene constantemente en nuestro camino. Si nos desviamos, de vez en cuando nos dará otra experiencia para traernos de vuelta al medio de la ruta que nos conduce a la montaña.



Jill Downs
The Awakening of the Heart

Como meditar - Parte 2

La duda paralizante




Aquel que siempre duda, y no puede fijar su mente, que una vez que decide algo empieza a ver los argumentos del otro lado y quiere comenzar todo otra vez para recorrerlo nuevamente, no puede progresar. Es la exageración de las virtudes de la prudencia y precaución, que se transforma en un vicio.
Mejor es actuar y cometer errores, aprendiendo así mejor la lección para el futuro, que dudar siempre y no actuar. Porque la duda paralizante, detiene la lección que solamente la experiencia imparte.



Annie Besant
Sugerencias sobre Estudio del Bhagavad Gita

Una taza de té




Nan-in, maestro japonés que vivió en la era Meijí (1868-1912), recibió a un profesor universitario que acudió a informarse sobre el Zen.

Nan-in sirvió té. Llenó la taza de su visitante, y siguió vertiendo.

El profesor se quedó mirando al líquido derramarse, hasta que no pudo contenerse: -Está colmada. ¡Ya no cabe más!

-Como esta taza -dijo Nan-in-, está usted lleno de sus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo mostrarle el Zen a menos que vacíe su taza antes?



Cuento Zen

Enfermedad es desarmonía


En la verdadera curación no tiene ningún significado la naturaleza ni el nombre de la enfermedad física. La enfermedad del cuerpo, en sí misma, no es otra cosa más que el resultado de la desarmonía entre el alma y el espíritu. Representa sólo un síntoma de la verdadera causa y, dado que la misma causa se manifiesta de manera diferente casi en cada uno de nosotros, debemos intentar apartar la causa, desapareciendo automáticamente las consecuencias, cualesquiera que éstas fueran. Esto lo podemos entender todavía mejor de manos del suicidio. El suicidio no ocurre por sí mismo. Algunas personas se cuelgan desde una gran altura; otros toman veneno, pero detrás de cualquier manifestación del suicidio se esconde la desesperación. Si podemos ayudar a esas personas que piensan en el suicidio a superar su desesperación y a que encuentren alguien o algo por lo que vivir, entonces están curadas para largo plazo. Si lo único que hacemos es retirarles el veneno, entonces únicamente los habremos salvado temporalmente. Más tarde intentarán, de nuevo y en cualquier momento, suicidarse.

Durante demasiado tiempo hemos culpado a los agentes patógenos, resistentes a la alimentación y los hemos considerado como las causas de las enfermedades. Pero algunos de nosotros somos inmunes a epidemias de gripe, otras aman ese frescor que trae el viento frío, y otros muchos pueden comer queso y tomarse por la noche un café sin ponerse enfermos. Sólo cuando permitimos que la duda y la depresión, la indecisión o el miedo crezca en nosotros, somos susceptibles ante las influencias externas. Por lo tanto, la verdadera causa que se esconde tras la enfermedad es el estado del paciente y no su constitución física.

Cada enfermedad, sea todo lo grave que se quiera, puede ser curada siempre que se recupere la felicidad del paciente y éste desarrolle el deseo de retomar la obra de su vida. Con frecuencia se necesita para ello una transformación mínima en su estilo de vida, cualquier idea fija insignificante que le hace intolerante frente a los demás, cualquier responsabilidad falsa que le esclaviza cuando podría hacer algo bueno. Existen siete maravillosos estadios en la curación de la enfermedad y son los siguientes: Paz. Esperanza. Alegría. Confianza. Certeza. Sabiduría. Amor.




E.Bach
Remedios florales