La gente se ha estado haciendo Grandes Preguntas desde hace miles de años. Siempre ha habido hombres y mujeres que contemplaban las estrellas y se cuestionaban ese vasto misterio, o miraban a su alrededor viendo cómo vivía la gente y pensaban: "¿No hay nada en al vida más que esto?".
Los antiguos filósofos griegos reflexionaban y discutían sobre las Grandes Preguntas. Algunos, como Sócrates o Platón, se decían: "¿Qué es la Belleza? ¿Qué es la Bondad? ¿Qué es la Justicia? ¿Cuál es la mejor manera de gobernar una sociedad? ¿Qué personas son las adecuadas para ser gobernantes?".
Profesores religiosos, místicos y maestros espirituales como Buda, Lao Tse, Jesús, Mahoma, san Francisco, Meister Eckhardt, Apolonio de Tiana, entre otros muchos de todas las tradiciones de este mundo, se han hecho Grandes Preguntas.
La gente con una mente científica siempre ha formulado preguntas: "¿cómo funciona? ¿Qué hay dentro? ¿Son realmente las cosas como parece que son? ¿De dónde viene el universo? ¿Es la Tierra el centro del sistema solar? ¿Existen leyes y normas que sirven de base a lo que ocurre en la vida cotidiana? ¿Cuál es la conexión entre mi cuerpo y mi mente?
Estas preguntas provocan en los grandes científicos de la historia una pasión por comprender que va más allá de la curiosidad. No son simples curiosos, ¡necesitan saber!
Cuando Albert Einstein era un niño, se preguntaba: "¿Qué pasaría si montara en mi bicicleta a la velocidad de la luz y encendiera el faro?, ¿se encendería?. Casi se vuelve loco haciéndose esa pregunta durante diez años, pero gracias a su decidida búsqueda se llegó a la teoría de la relatividad. Es un magnífico ejemplo de un hombre que se hace una gran pregunta y se mantiene en el desconocimiento durante años, hasta que da con una visión de la realidad completamente distinta.
¿Por qué hacer una Gran Pregunta? Porque es una invitación a la aventura, un viaje hacia el descubrimiento. Es emocionante comenzar una aventura, tiene el encanto de la libertad; libertad para explorar un territorio nuevo.
Así que, ¿por qué no hacerse grandes preguntas? Porque abre la puerta al caos, a lo desconocido y a lo impredecible. En el momento en que te haces una pregunta de la que realmente no sabes la respuesta, te abres a un campo de infinitas posibilidades. ¿Estás dispuesto a recibir una respuesta que puede no gustarte o con la que puedes no estar de acuerdo? ¿Qué pasa si te hace sentir mal y te saca de la zona segura y confortable que te has construido? ¿!Qué pasa si la respuesta no es la que quieres oír!?
Hacerse una pregunta no es cuestión de fuerza, sino de valentía.
W. Arntz, Betsy Chasse y Marck Vicente
¿Y tú qué sabes?
Los antiguos filósofos griegos reflexionaban y discutían sobre las Grandes Preguntas. Algunos, como Sócrates o Platón, se decían: "¿Qué es la Belleza? ¿Qué es la Bondad? ¿Qué es la Justicia? ¿Cuál es la mejor manera de gobernar una sociedad? ¿Qué personas son las adecuadas para ser gobernantes?".
Profesores religiosos, místicos y maestros espirituales como Buda, Lao Tse, Jesús, Mahoma, san Francisco, Meister Eckhardt, Apolonio de Tiana, entre otros muchos de todas las tradiciones de este mundo, se han hecho Grandes Preguntas.
La gente con una mente científica siempre ha formulado preguntas: "¿cómo funciona? ¿Qué hay dentro? ¿Son realmente las cosas como parece que son? ¿De dónde viene el universo? ¿Es la Tierra el centro del sistema solar? ¿Existen leyes y normas que sirven de base a lo que ocurre en la vida cotidiana? ¿Cuál es la conexión entre mi cuerpo y mi mente?
Estas preguntas provocan en los grandes científicos de la historia una pasión por comprender que va más allá de la curiosidad. No son simples curiosos, ¡necesitan saber!
Cuando Albert Einstein era un niño, se preguntaba: "¿Qué pasaría si montara en mi bicicleta a la velocidad de la luz y encendiera el faro?, ¿se encendería?. Casi se vuelve loco haciéndose esa pregunta durante diez años, pero gracias a su decidida búsqueda se llegó a la teoría de la relatividad. Es un magnífico ejemplo de un hombre que se hace una gran pregunta y se mantiene en el desconocimiento durante años, hasta que da con una visión de la realidad completamente distinta.
¿Por qué hacer una Gran Pregunta? Porque es una invitación a la aventura, un viaje hacia el descubrimiento. Es emocionante comenzar una aventura, tiene el encanto de la libertad; libertad para explorar un territorio nuevo.
Así que, ¿por qué no hacerse grandes preguntas? Porque abre la puerta al caos, a lo desconocido y a lo impredecible. En el momento en que te haces una pregunta de la que realmente no sabes la respuesta, te abres a un campo de infinitas posibilidades. ¿Estás dispuesto a recibir una respuesta que puede no gustarte o con la que puedes no estar de acuerdo? ¿Qué pasa si te hace sentir mal y te saca de la zona segura y confortable que te has construido? ¿!Qué pasa si la respuesta no es la que quieres oír!?
Hacerse una pregunta no es cuestión de fuerza, sino de valentía.
W. Arntz, Betsy Chasse y Marck Vicente
¿Y tú qué sabes?
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