Cada electrón en el Universo está en movimiento. Aun que una piedra o un árbol, o un mueble, parecen estar estáticos, cada átomo y cada electrón de los que integran esos átomos, tienen en sus centros una luz. Esta luz es la Llama triple de ese foco de vida y está vibrando. El número de pulsaciones por segundo es lo que determina la rata vibratoria de cualquier cosa. La acción vibratoria muy lenta es lo que hace aparentar que una cosa sea estática, pero con los instrumentos modernos vemos un objeto tan amplificado, que se puede ver su movimiento constante, fluctuando y emitiendo rayos de ondas luminosas, que es lo que llamamos radiación.
En un individuo, la acción vibratoria está determinada por su proceso mental y sensorio. Esto forma pulsaciones de energía, o sea rayos de luz que atraviesan los cuerpos inferiores, y que contienen un patrón que debe ser seguido o copiado por los electrones en su expresión individual.
El estudiante consciente llega a un punto en que tiene que, imprescindiblemente, dirigir conscientemente el volumen y el movimiento de sus emociones, o sea el patrón de energía para sus electrones obedientes, con tal precisión como regula el dial de su radio; el termostato de su aire acondicionado, de su homo o de su nevera.
La conciencia imperfecta es lo que hace que un patrón imperfecto produzca vibraciones muy lentas. Los electrones son obedientes. Esa es su característica principal, y tratan de adaptarse al patrón que se les impone; por lo tanto la rata vibratoria de la persona es tan lenta que lo sitúa poco más o menos al nivel del animal. El hombre es superior al animal porque dispone de raciocinio, inteligencia y libre albedrío, para manejar sus sentimientos, pensamientos y emociones. Esas son las tres dimensiones en que vive. Pero si él no aprovecha estas tres dimensiones, ni las domina, las gobierna, éstas lo dominan a él. Es como si no las poseyera. Entonces se coloca en un nivel inferior. El del animal.
Conny Mendez
Metafísica Cuatro en Uno
No hay comentarios:
Publicar un comentario