Fabricar un paraíso artificial


Desde el punto de vista médico hay una cosa catastrófica que es el estrés opiáceo, así se llama. El estrés opiáceo es un estrés del que no tienes escapatoria, es algo impredecible para ti, es algo que no puedes controlar. Y cuando no puedes controlar, cuando no eres dueño de ti mismo, cuando no puedes utilizar tu instrumento, el organismo emplea un mecanismo de defensa único y precioso que es liberar opiáceos endógenos, es liberar endorfinas, encefalinas y sustancias análogas de la morfina y de la heroína que conocemos. ¿Por qué razón? Porque el cerebro está equipado con receptores para esos opiáceos con el fin de amainar el dolor en los momentos críticos de la vida. Pero una vez que pasa la crisis pasa el estrés. Y has amainado el dolor y has podido sobrevivir.
Sin embargo si vives en una crisis permanente, en una reacción de fuga permanente, si no encuentras la madre, el padre, esa figura interior en ti, si te expulsan del paraíso y no puedes encontrar un paraíso al interior, no te queda más remedio que fabricar un paraíso artificial, pero no es porque busques la droga fuera, frecuentemente ya estás drogado. Buena parte de nosotros como humanidad no sólo estamos dormidos sino dopados, estamos drogados, tenemos saturados los órganos de los sentidos. Miramos pero no vemos, oímos pero no escuchamos, comemos pero no disfrutamos y no nos nutrimos, hablamos pero lo hacemos desde la memoria y desde el automatismo y no desde la vida, utilizamos un cuerpo sufriéndolo pero no gozamos del cuerpo.
Abrirnos a la vida es abrirnos a la inocencia, a la totalidad del cuerpo, a ese estado negentrópico de la infancia interior permanente.




Dr. Jorge Carvajal Posadas

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