Estandartes de falsa identidad


Vivir con la mente puesta en el pasado o en el futuro es algo así como pretender mirar el mundo a través de la estrecha ventana de un bunker. Lo que nos rodea, aquello que elegimos experimentar como nuestra realidad, es mucho más amplio que el tunel en el que muchos "sobreviven" cada día. Los psicólogos Huble y Weisel metieron a gatos recien nacidos en cajas blancas o rayadas vertical u horizontalmente para demostrar, con su experimento, que la realidad puede ser limitada en base a lo que percibimos, puesto que cuando los sacaba los gatos no podían interaccionar con un mundo de colores o de verticalidades si lo que habían conocido era sólo la horizontalidad. De la misma forma, el uso que hacemos de nuestro cerebro (del que dicen los neurofisiólogos tan sólo utilizamos el 7% de su capacidad) sacrifica nuestra conciencia ilimitada como seres espirituales, percibiendo, entonces lo que nos rodea a través de límites. Es algo así como el que tiene un ordenador con memoria suficiente para todos los programas posibles y sólo lo usa para dos. Eso es lo que hacemos cuando pretendemos vivir en la creencia de que existirá mañana y antes de ayer aún está ahí. La paradoja del tiempo líneal, en relación con nuestra esencia divina es que la eternidad es el eterno ahora.
Wilber nos llega a decir "nuestro presente empobrecido huye, precisamente porque le exigimos que termine. Queremos que termine para que pueda pasar otro momento que, a su vez, sólo existirá para pasar".
El recuerdo y la expectativa son los dos parámetros con los que los seres humanos pretendemos huir de Dios, lo Uno y trino, el Espíritu. Como no lo vemos con nuestros ojos, no podemos medirlo, controlarlo, ni sacarle provecho directo, entonces jugamos inconscientemente a que no existe y nos montamos un paisaje lineal en el que nos aferramos al recuerdo como la realidad pasada (lo cual nos refuerza una falsa idea del "yo" que defiende lo humano como lo único valioso, porque, como Sto. Tomás puede verlo y tocarlo). No nos damos cuenta de que ese es el mundo ilusorio de las percepciones. Muchos sabemos sobre las "ilusiones ópticas" y como algo que he creido ver, no está de verdad ahí o es de la manera que lo percibí. Incluso a nivel del experimento de la física cuántica de Heisenberg, la energía que observaba hoy se comportaba como onda y al día siguiente como partícula, luego el propio observador incide sobre la realidad que percibe.
Si elijo, una y otra vez, abanderar mis recuerdos como estandartes de mi identidad, lo único que voy a hacer es perderme , huir, de la auténtica experiencia del AHORA ilimitado e infinito.

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Raquel Torrent

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