Los vientos de la vida


Hace algunos años estaba yo trabajando como médico de la delegación brasileña en una competencia internacional, cuando una participante interrumpió mi café de la mañana, diciendo:

-Doctor, vio Ud. el viento de hoy? Percibí su rostro tenso y angustiado y respondí:

-No, no lo ví. Ella entonces, dijo:

-¡Está pésimo! Me di cuenta adonde quería llegar y rápidamente dije:

-¿Está pésimo solamente en su ruta? Ella, sonriendo, respondió:

- ¡No! ¡Está pésimo para todo el mundo! Entonces, completé:

- Para una deportista no existe viento pésimo, porque el viento es igual para todos los atletas. Quien decide la calidad del viento es quien está compitiendo. Alguien ganará una prueba hoy, y, por favor, roguemos que sea Ud, porque estaremos todos alentándola. La impresión que tuve fue que ella salió sonriendo un poco más tranquila.

Los vientos de la vida soplan para todos, y cabe a cada uno saber utilizarlos. El viento es una ruina para quien vive con miedo, porque aquellos que tienen coraje de avanzar siempre estarán adelante.
Las personas están asustadas. Una disculpa para la inseguridad en este momento es la crisis (no importa en que año estás leyendo este texto, con certeza hay una crisis en el mundo y en tu vida). Mas lo importante es estar consciente de que es preciso avanzar, pues, como dice el profesor Herbert Steinberg, las personas no perciben que una crisis es un aviso de que alguna cosa cambió definitivamente.
Cuando acontece una crisis, las personas se preguntan cuando pasará, en la esperanza de que la situación vuelva a quedar como era antes. Con todo, las cosas nunca vuelven a lo que eran antes de una crisis, pues esta crisis es una nueva realidad, y cada uno de nosotros tiene que actuar en esa nueva condición.




Roberto Shinyashiki
A Coragem de Confiar

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