El momento presente es lo único que importa

Èrase un emperador que siempre buscaba hacer lo correcto, porque quería ser un gobernante justo. Él pensaba que si lograba encontrar respuestas a sus interrogantes, entonces siempre sabría qué hacer.

¿Cuál es el mejor momento para hacer las cosas?
¿Quiénes son las personas más importantes?
¿Qué es lo más importante?

El emperador ofreció una sustanciosa recompensa a quien supiera las respuestas, pero nadie logró satisfacer al gobernante. Finalmente, decidió subir a la cumbre de una montaña para visitar a un anciano ermitaño. El emperador se dio cuenta que el anciano parecía muy fatigado, entonces dijo:

-Dame la azada y yo cavaré mientras tú reposas.

Después de ayudar durante un rato, el emperador dijo:

-Si no puedes contestar a mis preguntas, dímelo y me marcharé.

-¿Oyes correr a alguien? le preguntó de repente el ermitaño.

De entre los arbustos salió un hombre dando tumbos y apretándose el estómago con las manos. Cuando el emperador y el ermitaño llegaron hasta él, se desmayó. Le desabrocharon la camisa y vieron que el hombre había sufrido un corte muy profundo. El emperador le limpió la herida y se la vendó con su propia camisa.
Al recuperar la conciencia, el hombre pidió agua. El emperador corrió a buscarla a un riachuelo cercano y le dio un poco. El hombre la bebió agradecido y a continuación cayó dormido. Entre los dos transportaron al hombre hasta la cabaña del ermitaño y le tumbaron sobre la cama. El emperador, que también estaba exhausto, se quedó allí mismo dormido. A la mañana siguiente cuando el emperador despertó se encontró ante sí al hombre herido con la vista clavada en él.

-Perdóname. Le dijo

-¿Perdonarte? respondió el emperador. ¿Qué has hecho para necesitar mi perdón?

-Tú no me conoces majestad, pero hasta ahora te consideraba mi peor enemigo. Durante la última guerra mataste a mi hermano y te apropiaste de mis tierras.

El hombre siguió hablando y explicó que, escondido entre los arbustos esperaba a que el emperador bajara de la montaña para atacarle, pero entonces uno de los guardias del emperador le reconoció como un enemigo y le hirió.

-Conseguí huir, pero si tú no me hubieses encontrado y ayudado como lo hiciste, con toda certeza ahora estaría muerto. Yo que planeaba matarte ¡y resulta que me has salvado la vida! Me siento avergonzado y agradecido.

El emperador se sorprendió al conocer la historia de aquel hombre y conmovido por la situación, dijo que devolvería sus tierras. Después dijo al ermitaño:

-Ahora debo irme, debo continuar mi viaje para encontrar la respuesta a mis preguntas.

El ermitaño echó a reír y respondió:

-Tus preguntas ya están contestadas, majestad.
El momento más importante para ti fue mientras cavabas en mi jardín. La persona más importante fui yo mismo, la persona con la que tú estabas. Lo más importante fue sencillamente ayudarme- concluyó el ermitaño. Y después, cuando encontramos al hombre herido, el momento más importante fue cuando le curaste las heridas, que de otro modo le hubieran causado la muerte, y entonces tú y él nunca hubieran llegado a hacerse amigos. Y en aquel momento, ese hombre era la persona más importante del mundo, y el objetivo más importante era curarle la herida.

-El momento presente es el único momento que importa-, continuó diciendo el ermitaño. -La persona más importante es siempre la persona con la que estás. El objetivo más importante es siempre hacer feliz a la persona que está a tu lado. ¿Qué puede ser más sencillo o más importante?


Rafe Martin
Manuela Soares
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