La renuncia a todas las posesiones ha sido una práctica espiritual antigua tanto en Oriente como en Occidente. Sin embargo, el hecho de renunciar a las posesiones no lleva automáticamente a la liberación del ego. Este tratará de asegurar su supervivencia encontrando otra cosa con la cual identificarse, por ejemplo, una imagen mental de nuestra persona como alguien que ha superado todo interés por los bienes materiales y, por tanto, superior y más espiritual que los demás. Hay personas que han renunciado a todos sus bienes pero tienen un ego más grande que el de algunos millonarios. Cuando se suprime un tipo de identificación, el ego no tarda en encontrar otro. En últimas no le interesa aquello con lo cual se identifica, siempre y cuando tenga identidad.
La oposición al consumismo o a la propiedad privada sería otra forma de pensamiento, otra posición mental, la cual puede reemplazar la identificación con las posesiones. A través de ella la persona podría considerar que tiene la razón mientras que las demás personas están equivocadas. Sentir que tenemos la razón mientras que los demás están equivocados es uno de los principales patrones egotistas de la mente, una de las principales formas de inconciencia. En otras palabras, el contenido del ego puede cambiar; la estructura mental que lo mantiene vivo.
Eckhart Tolle
Una Nueva Tierra
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