El que entiende a la enfermedad como un lenguaje del alma, experimenta en primer plano en su propio cuerpo, que forma y contenido pertenecen siempre juntos, o, como lo expresó Goethe: "Todo lo que es pasajero es un símbolo". La enfermedad es el aspecto formal de un contenido espiritual, o, en otras palabras: los síntomas son la encarnación de temas espirituales.
Las enfermedades son de hecho meramente alternativas formas de un lenguaje corporal especial; por cierto el más popular medio de comunicación sobre la tierra. No obstante, a pesar de ser el comunicador más popular, ese hecho es en nuestra cultura solamente entendido en forma consciente por muy pocas personas. Pero no sería demasiado difícil, concientizarnos al respecto, ya que no solamente hablan nuestros cuerpos, sino usamos además contínuamente metáforas físicas en nuestro hablar: si agarramos algo, o si lo entendemos, si algunas cosas nos ponen nervioso o si otras nos invaden la cabeza, si tomamos algo a pecho o lo sentimos como un golpe, si temblores nos corren por el cuerpo o si algo nos saca el aliento, el lenguaje es siempre psicosomatico y demuestra una conexión entre alma y cuerpo, la cual nuestra sociedad redescubre poco a poco.
Adicional a este lenguaje del cuerpo y expresados en la simple descripción de síntomas, subrayados mediante expresiones coloquiales, proverbios e imágenes, están también a nuestra disposición los hallazgos de la medicina ortodoxa, para ayudarnos a interpretar nuestros síntomas. Desde ya, la descripción formal de los procesos patológicos es correcta y de ninguna manera superflua. (No sería posible seguir la trama de una obra de teatro, si no hubiera un escenario; sin iluminación todo estaría oscuro y sin vestimenta toda la obra sería mucho menos expresiva- hasta quizás embarazosa)
De la misma forma esta visión esotérica no es dirigida de ninguna manera en contra del establishment médico, sino más bien pensada en complementarlo. Debido a eso es innecesario asumir una posición en contra de la medicina ortodoxa, la que está, por cierto, casi exclusivamente dedicada al cuerpo físico, pero en ello, y en este nivel, es incomparablemente exitosa para realizar los "trabajos de reparación".
Alguien que se molesta porque los practicantes médicos modernos no se preocupan por la persona en su totalidad, puede compararse con un visitante de una pileta cubierta en la ciudad, que se queja de falta de visión al mar, aunque esa visión nunca le fue prometida, y a pesar de tener toda la libertad de deplazarse a la costa, en cuando le plazca.
Cualquier persona que quiere ser curada, debería buscar tratamiento holístico, lo cual no descarta a la medicina ortodoxa, pero de todas formas va mucho más allá que ésta. Tanto los síntomas como las conclusiones, deben ser considerados de igual importancia, y el conjunto debe ser armado poco a poco para formar así un cuadro completo de la enfermedad, junto con sus causas.
El área u órgano afectado, enseña donde está ubicado el problema; en caso de pulmonía en el área de contacto y comunicación. Las siguientes preguntas han demostrado ser de ayuda para hacer un diagnóstico:
¿Por qué me está pasando esto a mí en este momento?
¿Qué me imposibilita hacer el síntoma?
¿Qué me fuerza a hacer?
¿Qué sentido tiene eso en ese momento en mi vida?
Cualquier combinación de síntomas es siempre única y puede ser interpretada correctamente solamente cuando se toma también en consideración la situación individual colateral. Un diagnostico solamente se hace completo, si las circunstancias personales son tomadas en cuenta, al par de los organismos afectados.
Dr. Rüdiger Dahlke
La Enfermedad como camino
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