Como un hombre piensa en su corazón, así es él


El Aforismo, “Como un hombre piensa en su corazón, así es él,” no sólo abarca su ser, sino que llega a comprender cada condición y circunstancia de su vida. Un hombre es literalmente lo que piensa, siendo su carácter la suma de todos sus pensamientos. Así como una planta brota de su semilla, y no podría ser de otra manera, así cada acción de un hombre brota de las semillas invisibles del pensamiento, y no podrían existir sin ellas. Lo anterior es aplicable por igual a aquellos actos considerados “espontáneos” y “no premeditados” como a aquellos que son deliberadamente ejecutados.



- Las acciones son brotes del pensamiento, y la dicha y el sufrimiento son sus frutos; de este modo el hombre cosecha los frutos dulces y amargos que él mismo siembra.
- Los pensamientos en la mente nos hacen lo que somos nos forjan y modelan.
- Si albergas en tu mente pensamientos inferiores, el dolor te seguirá como sigue el arado al buey...
- Si en cambio tus pensamientos son elevados, te seguirá la dicha como tu propia sombra; es un hecho.

El desarrollo del hombre está gobernado por leyes, no por artificios, y la ley de causa y efecto es tan absoluta e inevitable en el reino oculto de los pensamientos como lo es en el mundo de los objetos visibles y materiales. Un carácter admirable no es asunto de azar o de favor, sino el resultado natural de un constante esfuerzo en albergar los pensamientos correctos, el efecto de una muy larga y apreciada asociación con pensamientos admirables. Un carácter innoble y bestial, por el mismo proceso, es el resultado de pensamientos viles
albergados continuamente. Él es hecho o deshecho por sí mismo; en la armonía del pensamientos forja las armas con las que se destruye; también elabora las herramientas con las que construye para sí mansiones celestiales de felicidad fortaleza y paz. Con la elección y aplicación de los pensamientos correctos el hombre asciende a la perfección divina; con la aplicación y el abuso de los pensamientos incorrectos, desciende bajo el nivel de las bestias.



James Allen
Como el hombre piensa

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