Hay un dicho sufí: “Estar en el mundo, pero no pertenecer a él”. Esta frase puede tener varios significados. El significado depende de la situación y de tu propio desarrollo y capacidad de comprensión. “Estar en el mundo, pero no pertenecer a él” es un asunto de orientación.
Cuando nace un bebé, es todo esencia o puro ser. Su esencia no es la misma, desde luego, que la esencia de un adulto desarrollado o realizado. Es la esencia de un niño, indiferenciada, como un gran amasijo. A medida que el niño se desarrolla, la personalidad comienza a desarrollarse como resultados de interacciones con el entorno y especialmente con los padres. Puesto que la mayoría de los padres se encuentran identificados con sus personalidades y no con su esencia no reconocen ni animan la esencia del niño. De modo que, al cabo de unos pocos años, la esencia es, de hecho, olvidada, y en lugar de la esencia, se desarrolla la personalidad. La esencia es reemplazada con distintas identificaciones. El niño se identifica con uno u otro padre, con esta o con esa experiencia, y con toda clase de nociones obre él mismo. A medida que el niño crece, esas identificaciones, experiencias y nociones se consolidan y estructuran como su personalidad. El niño, y posteriormente el adulto, creen que esa estructura es su verdadero “yo”.
Sin embargo, para empezar su esencia estaba allí y aún sigue estando allí. Aunque no fue vista ni reconocida e incluso fue rechazada y herida de diversas maneras, está aún allí. Para protegerse a sí misma se ha enterrado, se ha puesto a cubierto. La protección es la personalidad. No hay nada malo en tener una personalidad. Has de tener una. No podrías sobrevivir sin ella. Sin embargo, si tomas la personalidad como aquello que realmente eres, entonces estás distorsionando la realidad porque tú no eres tu personalidad. La personalidad está compuesta de experiencias del pasado, de ideas, de conceptos, de identificaciones. Tú posees el potencial para desarrollar una verdadera individualidad, la esencia personal, la cual es diferente de la personalidad que cubre la pérdida de la esencia. Pero este potencial normalmente es sometido por lo que denominamos ego: nuestro propio sentido de identidad que ha sido adquirido.
Si una persona se cree que él es el ego, las identificaciones, las ideas, las experiencias del pasado, entonces se dice de él que “no está en el mundo, sino que le pertenece”. No es consciente de quién es realmente, de su esencia. Esto es difícil de comprender a menos que seamos conscientes de nuestra propia esencia en algunos momentos.
El Corazón de Diamante
Cuando nace un bebé, es todo esencia o puro ser. Su esencia no es la misma, desde luego, que la esencia de un adulto desarrollado o realizado. Es la esencia de un niño, indiferenciada, como un gran amasijo. A medida que el niño se desarrolla, la personalidad comienza a desarrollarse como resultados de interacciones con el entorno y especialmente con los padres. Puesto que la mayoría de los padres se encuentran identificados con sus personalidades y no con su esencia no reconocen ni animan la esencia del niño. De modo que, al cabo de unos pocos años, la esencia es, de hecho, olvidada, y en lugar de la esencia, se desarrolla la personalidad. La esencia es reemplazada con distintas identificaciones. El niño se identifica con uno u otro padre, con esta o con esa experiencia, y con toda clase de nociones obre él mismo. A medida que el niño crece, esas identificaciones, experiencias y nociones se consolidan y estructuran como su personalidad. El niño, y posteriormente el adulto, creen que esa estructura es su verdadero “yo”.
Sin embargo, para empezar su esencia estaba allí y aún sigue estando allí. Aunque no fue vista ni reconocida e incluso fue rechazada y herida de diversas maneras, está aún allí. Para protegerse a sí misma se ha enterrado, se ha puesto a cubierto. La protección es la personalidad. No hay nada malo en tener una personalidad. Has de tener una. No podrías sobrevivir sin ella. Sin embargo, si tomas la personalidad como aquello que realmente eres, entonces estás distorsionando la realidad porque tú no eres tu personalidad. La personalidad está compuesta de experiencias del pasado, de ideas, de conceptos, de identificaciones. Tú posees el potencial para desarrollar una verdadera individualidad, la esencia personal, la cual es diferente de la personalidad que cubre la pérdida de la esencia. Pero este potencial normalmente es sometido por lo que denominamos ego: nuestro propio sentido de identidad que ha sido adquirido.
Si una persona se cree que él es el ego, las identificaciones, las ideas, las experiencias del pasado, entonces se dice de él que “no está en el mundo, sino que le pertenece”. No es consciente de quién es realmente, de su esencia. Esto es difícil de comprender a menos que seamos conscientes de nuestra propia esencia en algunos momentos.
El Corazón de Diamante