Esencia y personalidad

Hay un dicho sufí: “Estar en el mundo, pero no pertenecer a él”. Esta frase puede tener varios significados. El significado depende de la situación y de tu propio desarrollo y capacidad de comprensión. “Estar en el mundo, pero no pertenecer a él” es un asunto de orientación.
Cuando nace un bebé, es todo esencia o puro ser. Su esencia no es la misma, desde luego, que la esencia de un adulto desarrollado o realizado. Es la esencia de un niño, indiferenciada, como un gran amasijo. A medida que el niño se desarrolla, la personalidad comienza a desarrollarse como resultados de interacciones con el entorno y especialmente con los padres. Puesto que la mayoría de los padres se encuentran identificados con sus personalidades y no con su esencia no reconocen ni animan la esencia del niño. De modo que, al cabo de unos pocos años, la esencia es, de hecho, olvidada, y en lugar de la esencia, se desarrolla la personalidad. La esencia es reemplazada con distintas identificaciones. El niño se identifica con uno u otro padre, con esta o con esa experiencia, y con toda clase de nociones obre él mismo. A medida que el niño crece, esas identificaciones, experiencias y nociones se consolidan y estructuran como su personalidad. El niño, y posteriormente el adulto, creen que esa estructura es su verdadero “yo”.
Sin embargo, para empezar su esencia estaba allí y aún sigue estando allí. Aunque no fue vista ni reconocida e incluso fue rechazada y herida de diversas maneras, está aún allí. Para protegerse a sí misma se ha enterrado, se ha puesto a cubierto. La protección es la personalidad. No hay nada malo en tener una personalidad. Has de tener una. No podrías sobrevivir sin ella. Sin embargo, si tomas la personalidad como aquello que realmente eres, entonces estás distorsionando la realidad porque tú no eres tu personalidad. La personalidad está compuesta de experiencias del pasado, de ideas, de conceptos, de identificaciones. Tú posees el potencial para desarrollar una verdadera individualidad, la esencia personal, la cual es diferente de la personalidad que cubre la pérdida de la esencia. Pero este potencial normalmente es sometido por lo que denominamos ego: nuestro propio sentido de identidad que ha sido adquirido.
Si una persona se cree que él es el ego, las identificaciones, las ideas, las experiencias del pasado, entonces se dice de él que “no está en el mundo, sino que le pertenece”. No es consciente de quién es realmente, de su esencia. Esto es difícil de comprender a menos que seamos conscientes de nuestra propia esencia en algunos momentos.


El Corazón de Diamante

El vuelo del Halcón

Un rey recibió como obsequio, dos pequeños halcones, y los entregó al maestro de cetrería, para que los entrenara.
Pasando unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía qué le sucedía: no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacer volar al ave.
Encargó, entonces, la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Al día siguiente, por la ventana, el monarca pudo observar, que el ave aún continuaba inmóvil.
Entonces, decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón.
A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey le dijo a su corte,"Traedme al autor de ese milagro".
Su corte rápidamente le presentó a un campesino.

El rey le pregunto:
-¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste?¿Eres mago?.

Intimidado el campesino le dijo al rey:
-Fue fácil mi rey. Sólo corte la rama, y el halcón voló.


Autor Desconocido

Vivir las propias experiencias

El Anciano y El Niño

Eran un anciano y un niño que viajaban con un burro de pueblo en pueblo. Llegaron a una aldea caminando junto al asno y, al pasar por ella, un grupo de jóvenes se rió de ellos, gritando:
-¡Mirad que par de tontos! Tienen un burro y, en lugar de montarlo, van los dos andando a su lado. Por lo menos, el viejo podría subirse al burro.

Entonces el anciano se subió al burro y prosiguieron al marcha. Llegaron a otro pueblo y, al pasar por el mismo, algunas personas se llenaron de indignación cuando vieron al viejo sobre el burro y al niño caminando al lado. Dijeron:
- "¡Parece mentira! ¡Qué desfachatez! El viejo sentado en el burro y el pobre niño caminando".

Al salir del pueblo, el anciano y el niño intercambiaron sus puestos. Siguieron haciendo camino hasta llegar a otra aldea. Cuando las gentes los vieron, exclamaron escandalizados:
- "¡Este es verdaderamente intolerable! ¿Habéis visto algo semejante? El muchacho montado en el burro y el pobre anciano caminando a su lado. ¡Qué vergüenza!"

Puestas así las cosas, el viejo y el niño compartieron el burro. El fiel animal llevaba ahora el cuerpo de ambos sobre su lomo. Cruzaron junto a un grupo de campesinos y éstos comenzaron a vociferar:
- "¡Sinvergüenzas! ¿Es que no tenéis corazón? ¡Vais a reventar al pobre animal!"

El anciano y el niño optaron por cargar al burro sobre sus hombros. De este modo llegaron al siguiente pueblo. La gente se apiñó alrededor de ellos. Entre las carcajadas, los pueblerinos se mofaban gritando:
- "Nunca hemos visto gente tan boba. Tienen un burro y en lugar de montarse sobre él, lo llevan a cuestas. ¡Esto sí que es bueno! ¡Qué par de tontos!"

Al dejar el último pueblo, el anciano y el niño ya no sabían cómo enfrentar la próxima aldea, las críticas los habían confundido..
Así que se sentaron frente a un río, y al mirar el reflejo de sus rostros en el agua, comprendieron que estaban solos, que su camino dependía sólo de ellos, que para continuar debían seguir su propia intuición, vivir sus propias experiencias.

Física Cuántica y realidad

La Física antigua veía al mundo como algo separado de nosotros, que estaba «allá afuera». La Física moderna ve al universo como participativo: todas las cosas están conectadas, y en cierto modo, está «aquí adentro». Como resultado de la búsqueda por parte del hombre de la partícula elemental de la vida y mientras buscaban la piedra fundacional de la vida, los físicos hicieron algunos descubrimientos interesantes. Al tratar de medir las propiedades de las partículas subatómicas, descubrieron que, dependiendo de lo que medían, esas partículas subatómicas, o «cuantos», se manifestaban a veces en forma de partículas y otras, en forma de ondas.
Lo que resulta increíble acerca de todo eso es: una partícula no tiene las propiedades de una onda y una onda no tiene las propiedades de una partícula. Son opuestas.
Lo que determinaba si el "cuanto" presentaba las propiedades de una partícula o de una onda era el tipo de equipo de medición instalado por los científicos. Si instalaban equipos de medición de ondas, descubrían que el "cuanto" era una onda. Si instalaban equipos de medición de partículas, los "cuantos" eran partículas. Era lo que los científicos quisieran que fuera. Básicamente, ellos determinaban la realidad. Los científicos determinaban las propiedades, las realidades, de los "cuantos" a través de la elección de determinado equipo de medición.
La presencia física y la sensación que producen las cosas materiales son producto de la mente y los sentidos. La forma y sustancia del universo son el resultado de nuestro pensamiento; por lo tanto, vivimos en un mundo mental. Todo tiene una frecuencia vibratoria y nosotros tomamos esas vibraciones y les damos forma y sustancia a través de los pensamientos y los sentidos. Sin la mente y los sentidos, lo único que existe es energía y espacio. La mente es la clave de la realidad. La realidad de la vida comienza desde adentro, en la mente, y luego toma su forma en el mundo material. Así se manifiesta la espiritualidad: se manifiesta en las leyes naturales del universo. Si usted puede pensarlo, puede hacerlo.
La vida es lo que hacemos de ella. Usted determina qué es la realidad. Ya no es más «será lo que deba ser». Será lo que usted quiera que sea. Uno de los efectos secundarios de esa serie de hallazgos es el descubrimiento de la paradoja de la realidad. La paradoja de la realidad consiste simplemente en que todas las cosas contienen su opuesto. Los "cuantos" pueden ser partículas u ondas; son ambas cosas. Usted puede ser un éxito o un fracaso; es ambas cosas. Y de la misma manera en que los científicos pueden determinar qué serán los "cuantos" en un momento específico, usted tiene el mismo poder sobre el éxito y el fracaso.
El hecho de no hacer nada también es hacer algo, a pesar de que muy pocas personas se den cuenta de ello. Tanto el fracaso como éxito son una elección. Y al universo o a la naturaleza no les importa cuál de los dos experimenta; le darán cualquiera de las dos cosas.
Necesitamos aprender a sentirnos cómodos con aquello que nos resulta incómodo. El hecho de que la realidad sea una paradoja, de que todas las cosas contengan a su opuesto, que los "cuantos" puedan ser ondas o partículas, no resulta desconcertante para la naturaleza ni para el universo. De hecho, la naturaleza y el universo están muy cómodos con que las cosas sean así, porque son así.
El universo y todo lo que hay en él se encuentra en un fluir constante, cambiando su polaridad, pero la gente continuamente se esfuerza por lograr que la vida se mantenga inalterable y constante cuando eso es imposible. Al producirse el cambio, algunas personas se alteran y pierden el rumbo por completo. En vez de ver en el cambio la esencia de la vida, el elemento que conforma la oportunidad, solamente ven su propia incomodidad. Cuando Dios cierra una puerta abre otra: es lo que sucede cuando se produce el cambio. El problema es que la mayoría de las personas no pierde de vista la puerta cerrada y se lamenta en vez de emplear su energía para buscar la puerta abierta. Necesitamos llegar a sentirnos cómodos con el cambio. El cambio es algo positivo. El cambio es maravilloso. El cambio es la realidad.



Vincent Roazzi