En la naturaleza física señalamos diferentes grados de vibración con nombres distintos, llamando a una serie luz, a otra calor, a otra electricidad, a otra sonido; y así sucesivamente; sin embargo, todas son de la misma naturaleza; todas son modos de movimiento en el éter, y sólo difieren en grados de velocidad correspondientes a diferencias de densidad en el éter. La Voluntad, el Sentimiento y el Pensamiento son de la misma naturaleza, y difieren en sus fenómenos sólo por la diferencia en su grado de velocidad respectiva y la sutileza relativa del medio.
La diferencia especifica del Pensamiento es que sus ondas forman imágenes - como sucede con las ondas luminosas aquí abajo -, y no deja de tener significado que la misma palabra "reflexión" se emplea igualmente en los resultados del movimiento de ondas del pensamiento y del de la luz. Hay una serie de vibraciones en una clase especial de materia y dentro de cierto grado de velocidad, a lo que damos el nombre de vibraciones del pensamiento. Estos nombres son definidores de ciertos hechos de la naturaleza.
Hay cierta clase de éter puesto en vibración y sus vibraciones afectan nuestros ojos, y a este movimiento lo llamamos luz. Hay otro éter mucho más sutil cuyas vibraciones son percibidas, esto es, son contestadas por la mente, y a este movimiento lo llamamos pensamiento. Estamos rodeados de materia de diferentes densidades, y a los movimientos que en ella se producen les damos el nombre según nos afectan, según son contestados por los diferentes órganos de nuestros cuerpos groseros o sutiles. Llamamos "luz" a ciertos movimientos que afectan los ojos; llamamos "pensamiento" ciertos movimientos que afectan otro órgano, la mente. El "ver" ocurre cuando la luz del éter ondula desde un objeto a nuestros ojos; el "pensar" ocurre cuando el éter del pensamiento se mueve en ondas desde un objeto a nuestra mente. El uno no es más ni menos misterioso que el otro. Al tratar de la mente veremos que las modificaciones en la disposición de sus componentes son causadas por el contacto de ondas de pensamiento, y que en el pensar concreto experimentamos nuevamente los choques originales de afuera. El conocedor tiene su actividad en estas vibraciones, y todo aquello que ellas pueden contestar o todo lo que ellas pueden reproducirse, es conocimiento. El pensamiento es una reproducción dentro de la mente del Conocedor, de aquello que no es el Conocedor, que no es el Yo; es una pintura causada por una combinación de movimientos de ondas, literalmente una imagen. Una parte del No-Yo vibra, y al vibrar en contestación al Conocedor, esta parte se convierte en lo cognoscible; la materia que vibra entre ellos hace posible el conocer poniéndolos en mutuo contacto. De este modo se establece y mantiene la cadena del conocedor, lo cognoscible y el conocer.
Annie Bessant - El Poder del pensamiento
La diferencia especifica del Pensamiento es que sus ondas forman imágenes - como sucede con las ondas luminosas aquí abajo -, y no deja de tener significado que la misma palabra "reflexión" se emplea igualmente en los resultados del movimiento de ondas del pensamiento y del de la luz. Hay una serie de vibraciones en una clase especial de materia y dentro de cierto grado de velocidad, a lo que damos el nombre de vibraciones del pensamiento. Estos nombres son definidores de ciertos hechos de la naturaleza.
Hay cierta clase de éter puesto en vibración y sus vibraciones afectan nuestros ojos, y a este movimiento lo llamamos luz. Hay otro éter mucho más sutil cuyas vibraciones son percibidas, esto es, son contestadas por la mente, y a este movimiento lo llamamos pensamiento. Estamos rodeados de materia de diferentes densidades, y a los movimientos que en ella se producen les damos el nombre según nos afectan, según son contestados por los diferentes órganos de nuestros cuerpos groseros o sutiles. Llamamos "luz" a ciertos movimientos que afectan los ojos; llamamos "pensamiento" ciertos movimientos que afectan otro órgano, la mente. El "ver" ocurre cuando la luz del éter ondula desde un objeto a nuestros ojos; el "pensar" ocurre cuando el éter del pensamiento se mueve en ondas desde un objeto a nuestra mente. El uno no es más ni menos misterioso que el otro. Al tratar de la mente veremos que las modificaciones en la disposición de sus componentes son causadas por el contacto de ondas de pensamiento, y que en el pensar concreto experimentamos nuevamente los choques originales de afuera. El conocedor tiene su actividad en estas vibraciones, y todo aquello que ellas pueden contestar o todo lo que ellas pueden reproducirse, es conocimiento. El pensamiento es una reproducción dentro de la mente del Conocedor, de aquello que no es el Conocedor, que no es el Yo; es una pintura causada por una combinación de movimientos de ondas, literalmente una imagen. Una parte del No-Yo vibra, y al vibrar en contestación al Conocedor, esta parte se convierte en lo cognoscible; la materia que vibra entre ellos hace posible el conocer poniéndolos en mutuo contacto. De este modo se establece y mantiene la cadena del conocedor, lo cognoscible y el conocer.
Annie Bessant - El Poder del pensamiento